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lunes, 4 de febrero de 2013

A MI BANDERA.......






Cuando miro que pasa la Bandera Mexicana, ondeando frente a los niños de la escuela, siento cosas bonitas en el corazón, que no puedo explicar; yo sé que para sentir así uno tiene que ser buen mexicano, tener conciencia de patriota, o estar en tierras extrañas para entender la emoción que arroba y hace suspirar. Pero, ¿quién desde otros cielos y otros mares puede decirme "sufro y lloro cuando pienso en el suelo que me vio nacer"?
   El águila devorando la serpiente me recuerda la promesa que el dios Huitzilopochtli hiciera a los aztecas, dándoles como señal de la tierra prometida, el escudo que orgullosamente lleva en el centro la bandera que yo admiro. Los hombres que un día salieron de Aztlán, tenían destino.
   Aunque el color blanco significa la fe y la pureza de los sentimientos de aquellos hombres que forjaron la patria que me heredaron; aunque la esperanza de una vida mejor en la campiña mexicana, se representa en el verde, es la franja roja la que me estremece.
Ahí está la sinceridad de aquellos mexicanos que me precedieron, y también la tragedia de mi patria; al ofrendar su propia sangre para legarnos con amor un México más justo y libre de ambiciones, no sospecharon la corrupción, enfermedad que carcome los cimientos de mi suelo patrio en la actualidad. ¡Qué desgracia! Si los depositarios de los ideales se enferman, la justicia social se hace mentira; la panacea anhelada en las revoluciones que sirvieron de laboratorio, se vuelven demagogia.
   En el rojo se esconde el espíritu de Hidalgo, quien supo que la prédica pulpitaria no era suficiente para hacer que se reconocieran los derechos humanos de los esclavos. Los buenos mexicanos lo saben, por sí solas, la libertad y la igualdad valen el sacrificio hecho por Hidalgo, apoyado por los mexicanos que se unieron al deseo de conquistar lo que tres siglos atrás perdiera Cuautémoc con la frente en alto.
   Por eso Allende, Aldama, Jiménez, Abasolo, Morelos, doña Josefa, Guerrero, con el don de la ubicuidad, también desfilan ante mí cuando miro la Bandera Mexicana.
   Guardar silencio, cruzar el brazo derecho para dejarlo horizontal sobre el pecho, haciendo que los dedos apunten hacia el corazón, ¿qué sacrificio es ante la savia de la vida que derramaron los héroes de mi Patria?
   Don Benito Juárez sigue a los héroes de la Independencia. Sus Leyes de Reforma me llevan a pensar en las grandes injusticias existentes; en las luchas que, por hacerse del poder, tenían los Liberales y los Conservadores. Me recuerda también, que hubo un ejército francés, vencido por el improvisado grupo de soldados mexicanos, en aquel glorioso 5 de Mayo de 1862, en la Batalla de Puebla. Y cuando pienso en la Batalla de Puebla, el General Ignacio Zaragoza parece decirme: "Las armas mexicanas se han cubierto de gloria".
   Cabizbajo, tal vez avergonzado, camina Maximiliano de Habsburgo, llevando como estigma la historia que repite el Cerro de las Campanas, en el Estado de Querétaro.
   Mientras pasa la Bandera, yo la saludo en silencio, pensando en los héroes que me recuerda, en su escudo, en el mensaje de sus colores; pienso en las tantas formas de saludar que tiene la gente; en el respeto que inspira cada saludo; en la alegría que transmite el acto, y entonces me digo: ¿Por qué no habría de sentir lo mismo por ese lienzo que guarda la historia de los que me dieron Patria? ¿Por qué no he de sentirme orgulloso cuando toco la Bandera que envolvió el cuerpo de Juan Escutia?
   Si el saludo que doy lleva respeto, y en ocasiones la palabra "hermano"; si cuando doy un abrazo, hago distinción y entrego afecto... tal vez no aprendí bien la lección democrática que nos dejara don Francisco I. Madero; me digo.
   El militar se yergue y coloca su mano derecha en la sien del mismo lado; los deportistas chocan las manos o ponen su brazo derecho en el pecho, cuando están ceremoniosos; delante de los muertos, la gente guarda silencio y se descubre la cabeza; las aves cantan jubilosas cuando saludan al nuevo día... ¿Por qué no he de guardar silencio y saludar como se debe al emblema de los mexicanos?
   ¡Soy mexicano! En la Bandera se eterniza el tiempo de los héroes, se congelan las imágenes de los hombres que admiro... y me piden tan poco en los honores.